El Observatorio del Gasto Público del Centro de Divulgación del Conocimiento Económico «CEDICE», organización sin fines de lucro dedicada a la búsqueda de una sociedad libre, responsable y humana, recientemente publicó el libro “Una Medición de la Competitividad y Neutralidad Tributaria para Latinoamérica”, de Miguel Rivas y Andrés Pernía con la colaboración de Jacques Bentata (puede descargarse gratuitamente aquí). El libro es un aporte valioso y novedoso al estudio de la relación entre los sistemas tributarios y el desarrollo económico de la región y seguramente se convertirá en texto de consulta y referencia para docentes, estudiantes, investigadores, jueces, funcionarios y profesionales.
El estudio compara los sistemas tributarios de 18 países de Latinoamérica (Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, R. Dominicana, Uruguay y Venezuela) a través del Índice de Competitividad y Neutralidad Tributaria de Latinoamérica (INCNTLA), basado en el International Competitiveness Index de la Tax Foundation (aunque con diferencias metodológicas importantes) y determina cuán competitivos y neutrales son los sistemas tributarios según las siguientes categorías: impuestos corporativos, impuestos sobre las personas físicas, impuestos sobre el consumo, impuestos sobre la propiedad e impuestos internacionales. La conclusión general del estudio es que sólo Guatemala, Panamá y Paraguay tienen sistemas tributarios ligeramente competitivos y neutrales. En el otro extremo, sólo Venezuela tiene un sistema tributario poco competitivo y neutral. Los 14 países restantes tienen sistemas tributarios “regulares” (i.e., sistemas que no pueden considerarse muy competitivos y neutrales ni poco competitivos y neutrales) y, por tanto, “todavía existen muchos espacios de mejora” (p.52). Considerando que las leyes y sistemas tributarios son muy diversos, el estudio indica que los distintos puntos cambian para cada país, por lo que parece que las recomendaciones deberían ser particulares según cada sistema y categoría, siendo la única excepción los impuestos internacionales, donde “todos los países obtuvieron resultados bastante mejorables” (id., nota 8).